martes, 26 de abril de 2011

Veneno de Memoria

Un desierto de olvido susurro inmortal de serenidad, milenario como un anciano con cabellos blancos como la nieve, que ríe en su interior apacible y silenciosamente.


Oscuro terciopelo implacable, reluciente y liviano que cae en el tiempo eterno formando así su baile con gran placer, música, unas horas y vino fino en el restaurante de escorpiones con veneno de memoria, olor a vino y una gritería de recuerdos en la sala de baile, frenética música de olvido y una mesa servida de momentos imposibles, promesas inconclusas gritos sin darse, lágrimas sin salir, pálidos rostros, cuerpos sin fundirse en uno; Y un elegante vino de gran cosecha de besos, como para tomarse una copa ó dos, para continuar y huir a un ardiente deseo de vivir.


Más se amontona el asco, el dolor, el olvido y el recuerdo, el ocaso cae y las flores mueren, se marchita el corazón y fallece la ilusión y una vehemente desesperación por tonto y creído sueño. Con ganas de morir, con un corte firme y frío en la propia carne.


Copyright © Irvin Guiovvani García González

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