martes, 26 de abril de 2011

Veneno de Memoria

Un desierto de olvido susurro inmortal de serenidad, milenario como un anciano con cabellos blancos como la nieve, que ríe en su interior apacible y silenciosamente.


Oscuro terciopelo implacable, reluciente y liviano que cae en el tiempo eterno formando así su baile con gran placer, música, unas horas y vino fino en el restaurante de escorpiones con veneno de memoria, olor a vino y una gritería de recuerdos en la sala de baile, frenética música de olvido y una mesa servida de momentos imposibles, promesas inconclusas gritos sin darse, lágrimas sin salir, pálidos rostros, cuerpos sin fundirse en uno; Y un elegante vino de gran cosecha de besos, como para tomarse una copa ó dos, para continuar y huir a un ardiente deseo de vivir.


Más se amontona el asco, el dolor, el olvido y el recuerdo, el ocaso cae y las flores mueren, se marchita el corazón y fallece la ilusión y una vehemente desesperación por tonto y creído sueño. Con ganas de morir, con un corte firme y frío en la propia carne.


Copyright © Irvin Guiovvani García González

2 comentarios:

Carmen Silza dijo...

Asco,dolor,olvido y recuerdo,un coctel fulminante,Irvin,no lo quiero probar...Muy profundo tu escrito....Cambiando de tema,hoy es el bando de la huerta aquí en mi tierra,es fiesta,y le estoy dedicando al blog más tiempo de lo normal....No se, si te ocurrirá a ti? pero durante la semana trabajo,y me veo más apretada de tiempo....Un placer leerte amigo...Saludos y gracias..

Anónimo dijo...

sí he conocido el desierto que bajo los pies pareciera caer, cual arenas movedizas nos sumergen a incontables frágiles recuerdos que al amontonarse se rompen en deseos que no llegan más, esos momentos que nos llenan y atormentan, esas necesidades qeu llegan y se escapan, el mismo vacío que se siente cuando yano se está, el mismo dolor e impaciencia que se guarda cuando un rostro se vuelve y no se encuentra ese mismo momento en la locura de tenerle, es porque no vuelve más, porque yano le merece volver, tan sólo fue un placer pasajero, un momento que vino a posar para no regresar, el frenesí de alguna tarde que en noche se volvió, oscura entre el olvido que nisiquiera saborea tu nombre pues te ha perdido...

Saludos C U E R N A V A C A

Pd: por cierto te pasas tantas veces yendo cerca (Df) y tú nisiquiera un día me concedes para verte, barbaridad tan cerca y tan lejos. Gin@

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