Vientos del desierto entre sus auras dejan escuchar por momentos los sollozos sonidos de la flauta en cuatro tiempos junto con las arias de un piano y un corazón encantado.
La belleza muda cuyas letras huésped de pálidas tintas, acalladas por la dulzura esencia que deja tras de sí, mil aromas entremezclados cual secreto de su desnudez.
Entre labios murmura la noche el brillo de sus ojos y la brillantez de la luna, que se inclina en alabanza conmovida ante su virgen cielo.
Nubes esclavas de su acento puro, levantan manteles y tienden alfombras de lirios, claveles y alcatraces. Ternura belleza de caricias inocentes, ella la tarde de un verano dorado la noche que engalana con pendientes de estrella, y su sonrisa más fresca que los propios rosales.
I. G.
La belleza muda cuyas letras huésped de pálidas tintas, acalladas por la dulzura esencia que deja tras de sí, mil aromas entremezclados cual secreto de su desnudez.
Entre labios murmura la noche el brillo de sus ojos y la brillantez de la luna, que se inclina en alabanza conmovida ante su virgen cielo.
Nubes esclavas de su acento puro, levantan manteles y tienden alfombras de lirios, claveles y alcatraces. Ternura belleza de caricias inocentes, ella la tarde de un verano dorado la noche que engalana con pendientes de estrella, y su sonrisa más fresca que los propios rosales.
I. G.
Copyright © Irvin Guiovvani García González