¿Quién de verdad evito que en los ojos de aquella bella mujer, esa luz se mantuviera prendida, aún después de mil tormentas, aún después de aquella dura desilusión, por ver terminar aquello que se palpa como relativo?
Quién más, sino, quien de verdad ama.
¿Y quién es ese que en verdad ama?
Quién finalmente tiene lo que por naturaleza le pertenece, quién no se perdió en noches de desolación, quién no gano ni perdió, solo entrego, el que ama, quién no se hecha al olvido y se entrega a la desgana, el que no promete para quedar en paz, sino el que tiene paz y por eso promete, el que tal vez sabe que siempre existe otra forma de expresarlo o decirlo.
Y por eso escribe.
I. G.
Copyright © Irvin Guiovvani García González
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