domingo, 3 de enero de 2010

El secreto de una verdad insondable.

Una verdad insondable pintada a veces con pinturas abstractas o una sonrisa casi impalpable o un Jesús antes de morir que se reflejan en las lágrimas de Magdalena.

El mayor secreto de la vida es también una vida de secretos que esto no es más que algún tipo de distracción puede ser quizá nuestro trabajo o hasta nuestra esposa. Está vida de secretos cómo le llamare es el desvió de un camino tormentoso con más de un billón de piedras en el andar.

Y el problema no son aquellas piedras que siempre aguarden en el mismo lugar pues no hay viento que las arrastre hacia aquella calle inclinada que gustosos intentamos subir, no hay viento que las suprima de sus tierras y las ponga en esta calle inclinada que no es de nadie, sino, únicamente nuestro camino.

El secreto no es conocer éste secreto tampoco lo es contemplar por algún destello de luces divinas lo que se posee desde el primer aliento de vida que es el llanto, que el llanto no es llanto sino hay quién contemple algún dolor y hay dolor por los ojos inicuos de quién posee la sabiduría de los tontos infieles que se acuestan con su dolor viven por el desamor y mueren por el desencanto que atraen a sus abolidas y frías vidas.

“No es triste añorar algún sueño, es lo triste que algún sueño añore ser completado”

Eso fue lo que me dijo la vida en esta vida quizá mañana sea alguna otra vida pero siempre seguirá siendo mí vida, sin un pelo de más, sin un pelos menos, tampoco hará falta lagrimas pero siempre sobrara el secreto de la felicidad recorriendo por mí vida.

Este secreto no es oculto, y tampoco se tiñe de colores inapreciables siempre está ahí, sin esperar ser visto pues no se oculta, es en sueños, si, en que en ocasiones se aparece pero aquello no es más que algún llamado del Universo para socorrer con algo, con un poco tal vez pero no tanto de sabiduría quizá no divina pero al fin y al cabo sabiduría que no es trabajo del Universo o de Dios mostraros el precipicio o la escalera al cielo.

No es trabajo de nadie sino de cada individuo individualmente propio a su instante de vida y no destino, pues hay quién ha echado la semilla de una vaga ilusión que mantuvo en secreto en el despertar de su instante de vida, sólo al destino. Todo lo que depende del destino, depende de nada si se es ciego de corazón por alguna razón misteriosa casi esotérica siempre es así.

“Y los sabios lo saben bien y no lo ignoran, toman un par de piedras del suelo y siempre son diferentes las echan a rodar por el suelo una es “Si, y la otra es No” pero nunca hacen caso de las piedras, es solo para saber que la decisión es de ellos y no de nadie”

El trabajo de limpiar la imperfecta piedra no es que sea secreto y tampoco mágico, el trabajo de labrar un cuadrado perfecto, algún circulo perfecto o un triangulo, es cómo el sabio que ignora y no como el que lo sabe todo. Pues todo es uno.


Un poco de simplicidad a veces convierte aquello casi imposible en algo posible, no es que sea cuestión de alguna intervención, es producto meramente del corazón pues a su vez siempre el Universo procura ver a una persona feliz, pues ese es su alimento y es el infiel necio que no le entiende, pues se preocupa de más, le interesa obtener y no conocer, le importa mantener los pies sobre la tierra pero casi nunca le importa conocer una ascensión, emocional.

I.G.

Copyright © Irvin Guiovvani García González

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