jueves, 15 de julio de 2010

Cirio bendito.

Puerto confidente cual sendero de esperanzas, contorno silencioso solitario, copa de amantes con sorbos lentos y la ansiedad por un amor que crecía.

El viento arrastraba las hojas secas a su voluntad entre el abrazo de piernas a la espalda sin fuerzas y sin voz. Mientras el descansándole las manos sobre el pecho, sostenía la madrugada y ella abandonándolo entre gemidos ahogados por la melodía del mediodía.

Él, de rodillas al piel de la brisa perfumada de rosas y azahares, reclinada la cabeza a su falda ante la imagen virgen de su cirio, sublime resignación de los rayos del sol que se colaban por la ventana por la luz de su cirio que inundaba a la desordenada habitación.

Ella dócil agitada entre gemidos y suspiros arañando su espalda, recostada ante aquel altar humilde y perfumado bañado de su cirio bendito, penetraba murmurando palabras débiles pero emblemas de su amor.

I. G.

Copyright © Irvin Guiovvani García González

1 comentarios:

otikaverde dijo...

pintando las notas de sol multicolor...

los instantes que sublimes confian al viento...

las plegarias que en susurros, se viajan con el tiempo...

aaa mirad!! mirad!!! a que me puedes firmar!!! =)

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